martes, 12 de septiembre de 2017

Pueblos sin musulmanes, el frente de la segregación religiosa en Birmania

Bangkok,11/09/2017,(EFE).


Sobre el camino de tierra un anuncio se alza a la entrada del pueblo de Kone Thar: "No se permite la entrada a los Kalar (musulmanes)", una segregación creciente en la budista Birmania (Myanmar) que abanderan una veintena de localidades.

Desde 2012 los poblados birmanos que prohíben a sus residentes profesar el islam se han propagado a lo largo de toda la nación, donde el 89 por ciento de los 51 millones de birmanos siguen la doctrina budista.

Kone Thar, en la sureña región de Ayeyarwady, es uno de los ejemplos mencionados por la organización Red para los Derechos Humanos de Birmania (BHRN), con sede en Londres, para evidenciar el progreso de grupos radicales budistas y la persecución contra las minorías musulmanas, que suponen el 4 por ciento de la población.

"En mi propio país soy tratado como un extraño y sufro una limitación de derechos", declara Kyaw Win, director de BHRN.

Los carteles de advertencia a los seguidores del islam también están colocados en Yat Sauk, en el nororiental estado de Shan.

"A los Kalar (término despectivo para los musulmanes) no se les permite pasar la noche, no podrán comprar o alquilar propiedades. Nadie tiene permiso para casarse con un musulmán", reza el rótulo amarillo instalado por la Organización de Jóvenes Patriotas, un grupo radical budista.

Pedanías de las regiones centrales de Bago y Mandalay, la norteña Sagaing o la sureña Kayin, también cuentan con poblaciones "libres de musulmanes".

En Kyauktan, a unos 20 kilómetros al sur de Rangún (la antigua capital y ciudad más poblada del país), se realza la pureza de sus 130.000 habitantes: "Esta es una ciudad budista, ninguna otra religión está permitida. Para ser honestos somos una raza superior".

Antes de 2012 ya existían restricciones contra los musulmanes, pero la narrativa de los grupos ultranacionalistas contra el islam aumentó tras el brote de violencia sectaria de hace cinco años que se propagó por varias regiones del país y en el que murieron 160 personas (entre budistas y musulmanes).

El por entonces gobierno de transición liderado por generales en la reserva, azuzado por monjes radicales y grupos defensores del budismo, aprobó en 2015 una serie de medidas discriminatorias contra la población musulmana, entre ellas la privación de movimiento o la prohibición de bodas interreligiosas.

En las fotografías aportadas por BHRN se pueden apreciar congregaciones de bonzos con túnicas de color azafrán revisando los trabajos de colocación de los edictos comunales.

"La segregación entre las comunidades musulmanes y budistas está fundada en la idea de que los mahometanos somos una amenaza para la pureza del país", comenta a Efe Win.

El grupo radical budista más activo es la Asociación para la Protección de la Raza y Religión (más conocido como MaBaTha), creado en 2013 y promotor de las restricciones en la mayoría de estos poblados.

MaBaTha, cuyos miembros más prominentes han criticado la falta de dureza del actual gobierno liderado por la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi contra los musulmanes, posee un gran apoyo popular al representar, según su oratoria, el "budismo puro".

En mayo, el organismo religioso que regula en budismo en Birmania, con el apoyo del Gobierno, vetó a MaBaTha al acusar al grupo de impulsar la islamofobia con sus discursos de odio y reclamó que se retiraran todos sus carteles antes del 15 de julio.

Parte de los extremistas acataron la decisión y se refundaron bajo el nombre Fundación Buddha Dhamma Parahita, mientras otros han optado por desafiar a la Administración.

Crisis Group, organización internacional dirigida a la resolución y prevención de conflictos armados, señaló que la censura a MaBaTHa puede terminar en contra del Gobierno y otorgar a la orden más fama, en un reciente informe sobre la influencia de los budistas radicales en el Estado.

Aunque muchos carteles que anuncian los "pueblos libres de musulmanes" han sido quitados, otros continúan.

Estos poblados también proliferan en el estado de Rakhine, al oeste del país, donde permanece candente un conflicto sectario entre la población budista y los musulmanes de la etnia rohinyá, no reconocida por las autoridades.

Cerca de 300.000 rohinyás, una de la decenas de minorías musulmanas que viven en Birmania, han huido a Bangladés desde el 25 de agosto, cuando rebrotó un conflicto armado entre insurgentes de esta étnia y el Ejército.

A las puertas del hospital general de Minn Pyar, en Rakhine, un escrito reza: "Bienvenidos policías y soldados, pero no los Kalar". "En estas poblaciones los musulmanes no pueden entrar y si lo hacen habrá consecuencias contra ellos", sentencia el activista birmano. EFE

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