miércoles, 5 de julio de 2017

El ateísmo gana terreno en Occidente y la religión aumenta en el mundo

Madrid,04/07/2017,Agencia


Hace tan solo cinco años, cuando se realizó el último censo, los católicos eran el grupo más numeroso.

A Australia se le han gastado los Dioses de tanto usarlos. O al menos, eso dice el censo de 2016 donde los "no creyentes" son ya el mayor grupo del país por encima del resto de religiones. Uno de cada tres australianos declara no tener ninguna religión.

Hace tan solo cinco años, cuando se realizó el último censo, los católicos eran el grupo más numeroso. Ya no y es curioso ver cómo el ateísmo está ganando terreno en Occidente, mientras la religión crece en el resto del mundo.

Si miramos el caso australiano, vemos que han ocurrido cosas interesantes. Australia es un país con un crecimiento demográfico sostenido por lo que mantener el mismo porcentaje censo tras censo no es sencillo. Para hacerlo, las confesiones religiosas tenían que haber crecido un 8.8 por ciento en estos cinco años, la misma tasa de crecimiento que la población general.

No ha sido así con la mayoría. Hoy Australia tiene más musulmanes y budistas que presbiterianos; más hinduistas que baptistas; y casi el mismo número de sijs que de luteranos. Pero lo que más llama la atención es que los 'no creyentes' son el grupo más numeroso por encima de católicos (los más numerosos desde 1986) y anglicanos (que en 1921 eran el 41 por ciento de la población y ahora son apenas el 13.3 por ciento).

En conjunto, las confesiones cristianas han pasado del 88 por ciento de 1966 a un poco más del 50 por ciento en 2016. Un dato demoledor. Porque es cierto que la categoría "no religioso" no significa "ateo" o "agnóstico" en sentido estricto, pero señala una tendencia que se puede ver en muchos más lugares.

En Inglaterra, sin ir más lejos, el declive de la religión ha sido constante durante el último siglo ya sea en asistencia a la iglesia, en identidad religiosa o en número miembros autodeclarados. El 36 por ciento de los británicos no cree en Dios, el 48 por ciento no están afiliados a ninguna religión y el 66 por ciento nunca asiste a servicios religiosos.

Da igual el país occidental que escojamos, los no creyentes están convirtiéndose, sistemáticamente, en la minoría mayoritaria. Algo que se puede apreciar, especialmente, en la demografía: la religiosidad aumenta con la edad en lo que parece sugerir un progresivo reemplazo de creencias religiosas. Los datos de España son ilustrativos de este fenómeno.

Sin embargo, la religión no para de crecer en todo el mundo: según un reciente estudio del Pew Research Center, entre 2010 y 2050 los musulmanes crecerán un 73 por ciento, los cristianos un 35 por ciento y los hinduistas, un 34 por ciento. Mientras tanto, las personas no vinculadas a ninguna religión (el equivalente en esta encuesta, con matices, a 'no religiosos') sólo crecerá un tres por ciento.

La consecuencia más directa de esto es que el Islam (que, a principios de siglo XX, no se encontraba en su mejor momento) va camino de convertirse en la religión más numerosa del mundo y que, como adelantábamos en el titular, el ateísmo y sus variantes están cada vez más cerca de ser en una rareza cultural propia de los países occidentales.

La mayoría de expertos señalan dos razones detrás de estas tendencias (que, aparentemente, están conectadas). La primera es la demografía, claro. El ateísmo arrasa en zonas con crecimientos demográficos bajos o nulos. Europa, Japón, Australia o Norte América están creciendo mucho menos que el resto de países del mundo.

La otra razón parece ser la "tranquilidad" social. Phil Zuckerman, profesor de sociología y estudios seculares en el Pitzer College, señala que los eventos traumáticos y las catástrofes aumentan la religiosidad de quienes los experimentan. El terremoto de Christchurch en Nueva Zelanda en 2011 es un importante caso de estudio (aunque hay importantes excepciones como la del Japón de la posguerra).

Sea como sea, queda mucho por investigar, pero sin lugar a dudas aquí están algunas de las claves del escenario religioso del futuro.

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