sábado, 17 de junio de 2017

Rompiendo con más de 17 horas de ayuno

León,17/06/2017,lanuevacronica.com


La comunidad musulmana de León abrió las puertas de la Mezquita Grande, en la calle Doctor Fleming, para celebrar su ‘Iftar’. | MAURICIO PEÑA

La comunidad musulmana de León sienta a su mesa durante el Ramadán a la subdelegada del Gobierno, organizaciones sociales y periodistas como gesto de integración.

No sólo es que el último bocado que se hayan llevado a la boca fuera antes de las cuatro y media de la mañana. Es que son casi las diez de la noche y no han bebido ni una gota de agua (y eso que León alcanzó los 38 grados). Más de 17 horas de ayuno que se romperán con la caída del sol –concretamente el jueves, a las 22:02 horas– y tras la oración. 

La comunidad musulmana de León abría las puertas de la Mezquita Grande (en Doctor Fleming) para compartir con la subdelegada del Gobierno, Teresa Mata; el presidente de los Donantes de Sangre, Martín Manceñido; la coordinadora provincial de Cruz Roja, Marta Cuesta; la técnico de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de León, Fuencisla Panizo; un grupo de periodistas y demás invitados e invitadas, la cena de ruptura del ayuno del Ramadán del jueves. A diario se citan en la mezquita un grupo de musulmanes para cumplir con este ritual. Normalmente aquellos que están solteros o que no tienen aquí a sus mujeres, como explicaba el presidente de la comunidad islámica de León, Abdellah Zahdali. 

Minutos antes de la puesta de sol ya tienen preparados unos vasos de leche y unos dátiles para calmar el ansia antes de la celebración del ‘iftar’, la comida nocturna. Este año el Ramadán está siendo especialmente duro, pues está siendo el ayuno más largo de las últimas tres décadas al coincidir con el momento del año (el mes de junio) en el que el sol tarda más en completar su recorrido. 

Este mes sagrado en el que los musulmanes deben abstener de comer, beber y tener relaciones sexuales entre el alba y la puesta de sol siempre es el noveno mes del calendario lunar, comenzando con la aparición de la luna nueva y acabando con la siguiente luna nueva. Este año comenzó el 27 de mayo y el jueves todavía les quedaban por delante diez días más. 

Es la fe, explican, lo que les ayuda a soportar este sacrificio que sirve a la auto-purificación, aprenden a tener fuerza y paciencia y, por lo tanto, a conocerse a sí mismos. Pero no sólo deben abstenerse de comer, beber o mantener relaciones sexuales, sino que también deben de hacerlo de hablar mal de otros a sus espaldas. Se les pide también que sean más serviciales con sus vecinos, que pasen más tiempo en familia y, por supuesto, que cumplan con la oración. 

El pasado jueves en la Mezquita Grande de León se juntaron alrededor de 50 musulmanes –sólo hombres–a la hora del rezo de las diez de la noche. Después, y tras la leche y los dátiles, varios se fueron a sus casas a cenar, pero muchos se quedaron a celebrar el ‘Iftar’. Dos largas mesas corridas llenas de manjares típicos de esta celebración elaborados en su mayoría por las mujeres de los allí presentes. El más típico, la ‘harira’, una sopa marroquí imprescindible en la mesa del Ramadán, pero había muchas más viandas como ‘beghrir’ (crêpes marroquís) o ‘sfijas’ (empanadas), además de una amplia variedad de dulces y de zumos. 

Una mesa repleta no sólo de comida y bebida, sino de convivencia. Un gesto de integración en múltiples direcciones que favorece el conocimiento del islam, de su cultura y de sus tradiciones. Una cena que resultó todo un éxito gracias a la ilusión y la voluntad de la comunidad musulmana.

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