jueves, 27 de octubre de 2016

Integrar para evitar el gueto educativo

SANT ANTONI, 27.10.2016,diariodeibiza.es,JOSÉ MIGUEL L. ROMERO


Foto de archivo de un aula del colegio Cervantes. VICENT MARÍ

Los centros educativos Cervantes y Vara de Rey concentran en sus aulas a la mayor parte de los alumnos de origen marroquí del municipio.

Los colegios Vara de Rey y Cervantes concentran la mayor parte de los alumnos magrebíes de Sant Antoni. Representan en cada aula entre el 50 y el 60% de los estudiantes de Infantil y Secundaria. El consejo escolar municipal acordó hace dos semanas reunirse con las asociaciones de la mezquita Maslid al Fath, cuyo imán ha sido detenido, y la marroquí Mediterráneo para intentar la integración de esta comunidad.

El viernes 14 de octubre, once días antes de la detención de dos marroquíes por supuestamente exaltar en las redes la actividad de grupos yihadistas como Daesh, el consejo escolar municipal de Sant Antoni acordaba ponerse en contacto con la mezquita Maslid al Fath y con la Asociación Marroquí Mediterráneo para intentar solucionar un problema que tiene visos de enquistarse y que comienza a inquietar, sobre todo en el mundo educativo: la integración de los niños y sus familias musulmanas en la vida diaria y escolar del municipio.

Los colegios Cervantes y Vara de Rey concentran la mayor parte de los escolares musulmanes, hasta el punto de que hay aulas en las que llegan a ser el 80% de los alumnos: 20 de los 25 críos de algunas clases. Las cifras dadas por el Cervantes reducen ese porcentaje al «50 o 60%». Dado su desconocimiento del catalán y del castellano, «enseñar así puede ser una odisea», afirma un docente que forma parte del consejo escolar y que prefiere mantener el anonimato.

Tanto como profesor, hasta hace un año, como por su cargo de edil de Educación, Francisco Tienda recuerda que llevan muchos años «intentando, mediante diversos sistemas, evitar esa concentración de alumnos magrebíes en los centros Vara de Rey y Cervantes», situados en medio del pueblo. Pero ninguno ha funcionado. De ahí que el consejo escolar municipal celebrado el viernes 14 de octubre acordara llamar a los responsables de las asociaciones de la mezquita (su imán está detenido desde el lunes) y a la Mediterráneo «para hablar de qué manera pueden participar en las actividades del municipio».

Integrar, no diseminar

El consejo de aquel día llegó a la conclusión de que visto que el reparto de alumnos en diversos centros no se puede aplicar, «se tendrá que tratar este asunto desde un punto de vista más social, de integración», explicaba ayer Tienda. «Es decir, habrá que hablar más con las familias y con las asociaciones para solucionar ese problema social, más que educativo, de falta de integración de este tipo de personas en la vida cotidiana del municipio. Deseamos que la propia mezquita Maslid al Fath y la Asociación Mediterráneo se vinculen a las actividades municipales. Es decir, que cuando organicemos fiestas ellos aporten actividades, pero no solo para el uso propio de sus asociados, sino para todo el municipio, de manera que se abran un poquito». El objetivo ya no es diseminarlos por el municipio, «sino intentar que desde pequeñines estén integrados socialmente. Y para integrar a esos niños hay que integrar a las familias». Existe el temor, afirma el edil de Educación, «de que este problema educativo se convierta en social y que se termine mencionando la palabra maldita, gueto».

El problema con la lengua

El problema que tienen los docentes a la hora de poder dar clase a un grupo donde la mayoría es de origen magrebí es doble: «Por un lado ?según Tienda?, el lingüístico, pues no conocen las lenguas y eso hace que el profesor se enfrente a una minoría de alumnos que conocen el catalán o el castellano. Eso, en un grupo de niños de tres años provoca un problema de integración. Otra dificultad es la propia cultura, que es muy diferente».

Familias numerosas

Aquel intento de repartir los alumnos por las distintas escuelas del municipio para que no se concentraran solo en dos no llegó a funcionar porque los criterios técnicos de elección lo impedían: «El nivel económico, la proximidad o ser familia numerosa son criterios que prevalecen. Cuentan con una puntuación más elevada que otras familias porque tienen un nivel económico inferior y suelen ser numerosas. Y prefieren estar en un centro cercano al núcleo urbano que en las afueras, lo que provoca que se concentren en esos dos colegios», explica el edil de Educación.

Como delegada de Educación, Laura Carrascosa ya intentó hace una década distribuir los alumnos aplicando el criterio NESE (alumnos con necesidades especiales por desconocimiento de las lenguas): «Pero los técnicos de Educación consideraron que marcar así a un alumno recién llegado no era lo más idóneo», recuerda Fran Tienda.

Además toparon con la negativa de los propios padres: «Cuando se propuso a las familias distribuir los niños en los colegios Can Coix o Guillem de Montgrí, rechazaron la idea porque no se les facilitaba ir a buscarlos con el transporte escolar. Normalmente, en este tipo de familias son las madres las que se encargan de los críos y de llevarlos al colegio, y son pocas las que tienen carné de conducir. Incluso podría haber provocado un problema de asistencia a las clases». Tienda no tiene constancia de que esas familias actuaran por indicación del imán de la mezquita: «Si tienen interés en ir al Cervantes o al Vara de Rey es por la comodidad a la hora de llevarlos y recogerlos», afirma.

Al tratarse de una cultura diferente, no será fácil la participación de las asociaciones magrebíes tal como desean en el consejo escolar. Una docente que participa en ese consejo pone como ejemplo lo ocurrido desde hace años en los carnavales, en los que tanto el Cervantes como el Vara de Rey llevan muchos años sin participar. Fran Tienda explica que «es una actividad que mueve la Apima. Lo que sucede es una cuestión de motivación. Ambos centros llevan tantos años sin participar porque esas apimas no se han movilizado. Se necesita el trabajo de muchos padres, son muchas horas de hacer disfraces. Y el carnaval no es una tradición que exista en Marruecos». Más aún si se contempla desde una visión rigorista del Corán. El edil de Educación es consciente de la dificultad, pues «les cuesta muchísimo participar en todo lo que forma parte del colegio, tanto en reuniones informativas como en actividades extraescolares».

Una maestra con velo

Hay profesores de Sant Antoni que hasta hace cinco años no habían visto «una niña marroquí de 12 años con velo en las aulas», bien el hiyab o la shayla. Tienda, como profesor de instituto, ha presenciado justo lo contrario: «En Secundaria he visto chicas que se lo han quitado en un momento determinado, al llegar al Bachillerato, y cuyos padres las han apoyado. No podemos forzar la integración, tiene que surgir de ellos», insiste, y recuerda un caso que, a su juicio, es ejemplar en ese sentido: «En Sant Rafel ya hay este curso la primera profesora de origen árabe que da clases de Primaria en catalán... con pañuelo. Eso forma parte de la naturalidad, algo que se consigue con el tiempo».

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