viernes, 14 de junio de 2013

“Hay una guerra contra la crisis y nosotros somos los heridos”

Ceuta,14/06/2013,teinteresa.es, Pedro García


El barrio del Príncipe, en Ceuta

Con casi toda su población de religión musulmana, el barrio del Príncipe es uno de los puntos con mayor paro de Europa.
Los musulmanes, en general, se casan jóvenes, lo que les convierte a tempranas edades en cabezas de familia, obligados a dejar los estudios y buscar un trabajo.

El barrio del Príncipe Alfonso, en Ceuta, es uno de los barrios de Europa con mayor tasa de paro. Unos dicen que está a la cabeza en paro por metro cuadrado, otros que tiene el récord en tasa juvenil, que se acerca al 80%. Todos son datos extraoficiales y la mayoría vienen además de medios o estudios lejanos. La Ciudad se queja incluso de que la EPA emplea en Ceuta una muestra muy pequeña y que los datos oficiales, del 38,5% son poco precisos. Lo que nadie puede negar es que en el Príncipe trabajar es poco común, se ha convertido en algo anómalo.  

Hace años, el Príncipe era un barrio con una gran mezcla cultural, había cristianos y musulmanes y sobre todo, militares. El trabajo, sin ser abundante, existía. Unos trabajaban en el mar, otros en el Ejército, otros en el servicio doméstico. Luego el barrio empezó a crecer de forma desordenada y se hizo de mayoría musulmana, lo que implicaba también unos hábitos y unas costumbres. El paro femenino, por ejemplo, es en Ceuta del 50%, pero muchas de esas mujeres no trabajan por una cuestión de convicciones.

Los musulmanes, en general, se casan jóvenes, lo que les convierte a tempranas edades en cabezas de familia, obligados a dejar los estudios y buscar un trabajo. El nivel educativo ha sido siempre bajo, la diferencia es que ahora, algunos llegan. “Antes estudiar era algo inalcanzable, quien lo lograba era inmediatamente un ídolo, un referente. Hoy no es tan difícil, para muchos es un horizonte”, dice la consejera de Asuntos Sociales Rabea Mohamed, que además es vecina del Príncipe. 

Quizás haya más licenciados que hace unos años, pero también hay más parados, tantos que han decidido asociarse. El presidente de la Asociación de Parados, Amine Kassah, se queja de que siempre se hable de la baja formación de la barriada. “Se dice que estamos poco formados y eso nos duele, porque lo dicen de una forma peyorativa y nosotros no tenemos la culpa. Queremos que nos formen para ser útiles. España está librando una guerra contra la crisis y nosotros somos los heridos, no los culpables”, afirma. 

Con todo, la gente del Príncipe es muy reacia a dejar el barrio. Les gusta Ceuta, les gusta su barriada y también la vida que llevan en comunidad. Amine es un buen ejemplo de ello. Él vivió durante muchos años fuera de Ceuta, pero siempre tuvo en la cabeza volver. Trabajó en Marruecos y el la península, pero también en Amsterdam, Bélgica y París. Es un trotamundos que ha vivido sin dificultades como soldador, gozando de sueldos europeos y enviando el dinero a su familia. 

Ahora, por fin de vuelta, se ha encontrado por primera vez en su vida con el paro. “Somos cinco en edad de trabajar y los cinco estamos en paro. Si no llega a ser por mi suegra no podríamos sobrevivir”, afirma. Amine tiene un subsidio de 426 euros y su suegra, con una pensión de 500 euros, ayuda en lo que puede. El presidente de la asociación de parados también destaca la solidaridad de sus vecinos, una cualidad que atribuye a la religión musulmana. “En nuestra cultura está muy arraigada la solidaridad, la ayuda dentro de la comunidad. En el Príncipe uno puede quedarse a comer en la casa de cualquiera, todo el mundo reparte lo poco que tiene”, asegura. Donde no llegan los vecinos, llega la Ciudad Autónoma, que ha desarrollado unos planes de ayuda excepcionales, que van desde el pago íntegro del alquiler, hasta una renta mínima de inserción de 250 euros al mes para las familias sin recursos. 

Pero tampoco es cierto que en el barrio del Príncipe se viva sólo de la solidaridad o los subsidios. En el barrio hay una enorme actividad sumergida. La cercanía con Marruecos favorece el comercio clandestino. De Ceuta se lleva a Marruecos productos elaborados: pasta de dientes, jabón, champú, crema de afeitar… Y de Marruecos se trae fruta, verdura, pan… La venta ambulante es habitual en la barriada, pero no sólo se encuentran productos traídos de Marruecos, en realidad uno puede encontrar cualquier cosa en las calles del Príncipe, desde una bombona hasta piezas para el coche, pasando por cualquier servicio no profesional de pintura, albañilería o fontanería. “La gente no tiene en la sangre una cultura emprendedora – dice Rabea Mohamed –. Las necesidades son tan acuciantes que todo el mundo piensa en el día a día, en salir del paso. Nadie tiene un proyecto de futuro”. Para la concejala, la del Príncipe es una ecuación irresoluble. “Ceuta no tiene industria ni un sector claro sobre el cuál crecer. Aquí no hay suficiente empleo, no hay recursos suficientes y no veo ninguna solución”.    

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