lunes, 12 de diciembre de 2011

Una comunidad sufí en Las Vegas

Argentina,12/12/2011,Ángela Capretti,losandes.com.ar

Las mujeres preparan el desayuno, con dulces y pan casero que ellas elaboran.(Marcos García)

Seis familias de Santa Fe y Buenos Aires son seguidoras del islam y eligieron la montaña mendocina para llevar una vida sencilla, sin lujos, para concentrarse en la oración y meditación. Crían gallinas, cabras, poseen un restaurante y así se mantienen.

"Nos quedamos acá por la energía del lugar, es como volver a la naturaleza interior a través del contacto con la naturaleza exterior", señaló Agnán miembro de la comunidad.

A 2.500 metros de altura, con el aire fresco de la montaña y animales de granja, 6 familias utilizan el paisaje para poder llevar adelante su religión y estilo de vida a la vez: el sufismo. Se trata de argentinos, que emigraron de Buenos Aires y Santa Fe y encontraron en Las Vegas el lugar ideal para vivir.

El poco gasto que genera la vida en este rincón mendocino de Potrerillos, les permite vivir a las 6 familias de un restaurante llamado Barakas. Allí cocinan comidas de recetas familiares muy variadas con insumos de la propia producción. Para ello, crían gallinas y cabras. "La verdad nos enamoramos del lugar, el paisaje y los animales", comentó Agnan también cocinero de Barakas.

Más allá de las diferencias que rigen las costumbres de la práctica de esta religión, responden a la creencia en un solo Dios: Alá. Y tiene como principio básico vivir una vida simple, sin lujos, rutinas, ni ataduras materiales que les permitan vivir libremente el presente conectándose con su interior.

Los pobladores comentan que el sufismo es una rama del musulmanismo, la cual, según su definición y traducción significa "puro". La meditación, la oración al alba y los cantos son parte de los rituales llevados a cabo por los sufíes o sufis. "Es un ejercicio para el ego, un camino para encausar tu vida en la que te das cuenta que no estás solo y necesitás de los demás" explicó Abdul Mayid otro de los sufis.

Abdul vive en Las Vegas con sus esposa e hijas hace 9 años y se integró a la comunidad hace 4. "Entrás a un grupo y en la iniciación te dan un nombre con un significado, yo me llamo Abdul Mayid que quiere decir servidor".

No obstante, para llevar a cabo "el camino sufi", como ellos mismos le dicen, es necesario seguir a un maestro. Éste es un referente que guía y aconseja el proceder de la comunidad para llegar a la realización personal. "Tenemos a nuestro maestro Maulana Sheik Nazin", afirmaron los sufis de Las Vegas. Maulana Sheik Nazin es el último maestro vivo de las escuelas sufis en el mundo y vive en Chipre. Se pueden observar algunas de sus charlas en internet a través de YouTube.

Si bien llevan una vida normal es algo común que todo aquel que se acerca al lugar pregunte por la curiosidad que despiertan sus vestimentas y forma de vida. "Es muy raro y gracioso el comportamiento porque cuando viene gente te pregunta por qué te vestís así, porqué te dejás barba. Pero cuando van a otro lugar o ven otras personas no les hacen esas preguntas", expresó Abdul.

Agnan: "Mi familia es de tradición católica, al principio les chocó que me convirtiera, pero como resultado ven que no hay nada malo, al contrario, y les gusta. Incluso hace poco mi familia vino a visitarnos y se fueron muy contentos con lo que hago y con el lugar también".

Así como los católicos practicantes van a misa los domingos, los judíos asisten a la Sinagoga los viernes; los sufíes destinan los jueves y los viernes a la práctica de los ritos tradicionales de todo musulmán.

Tan es así que los jueves, una vez en la morabito (especie de ermita), el primero en llegar realiza un llamado a la oración en la puerta. El mismo es una especie de canto en árabe. En la medida en que van llegando ingresan uno por uno descalzándose en la entrada. Luego se ubican en posición hacia la Meca y comienza el rezo en donde uno habla y los demás responden, levantándose y postrándose, tomando distintas posiciones respecto a lo que van recitando los melodiosos rezos.

Las mujeres tienen un lugar en la mezquita, ellas deben colocarse detrás de los hombres para orar. "Nos ponemos atrás porque es un resguardo, si nos colocamos adelante, como las oraciones son para agacharse y sentarse con distintas posturas, distraemos a los hombres" explicó Naima esposa de Agnan, cuyo nombre significa "la que alcanzó la felicidad".

No sólo en la mezquita sino en la vida cotidiana las mujeres tienen una posición muy particular, deben ser muy femeninas. Al respecto Naima comentó: "Se mantiene el pudor. Por ejemplo, nos tapamos porque tenemos lugares muy energéticos en nuestro cuerpo, la cabeza y la garganta. Por eso los hombres se tapan con la barba y un gorrito o turbante y las mujeres pañuelos en la cabeza y ropa holgada. Incluso el momento de oración es muy íntimo por lo que ni las muñecas deben estar al descubierto".

Otro momento fundamental en la vida sufi es la comida. El ingerir alimentos es sagrado como así también la preparación de los mismos. Por ello, hay un ritual a la hora de sacrificar un animal para alimentarse el cual detalla Atala: "Primero que nada el animal tiene que estar mirando a la meca. Tiene que estar tranquilo porque no puede sufrir y ni siquiera puede ver el cuchillo, porque tenemos un profundo respeto por al naturaleza".

No obstante esta comunidad no es la única en Mendoza; hay otra instalada en La Consulta con su propia mezquita e integrada por casi 25 familias. Además hay mezquitas distribuidas por todo el país: Buenos Aires, Mar del Plata, Córdoba, El Bolsón y otras más en la zona sur de Argentina.

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