viernes, 27 de agosto de 2010

Y además, Ramadán

LLEIDA,27/08/2010,elperiodico.com,ROGER SEGURA

Djibril, en la finca de Lleida donde trabaja, ayer. RAMON GABRIEL

Un temporero musulmán de Lleida explica que es «muy duro» renunciar al agua a casi 40grados, pero que si no pudiera soportarlo dejaría el trabajo

Son las cuatro de la tarde y Djibril Fall, un senegalés de 44 años, se reincorpora tras la pausa de mediodía al trabajo de recolección de peras y nectarinas en una finca de la partida de Copa D'Or, en la huerta que rodea la ciudad de Lleida. El termómetro alcanza la temperatura más alta de este verano en la capital del Segrià: 39 grados. «En África hace más calor que aquí -dice Djibril-. Mi familia aguanta temperaturas de 44 y 45 grados. El frío no lo llevo nada bien pero con el calor, no me pasa nada».

Djibril hace dos años que trabaja en esta explotación agrícola leridana y siempre ha cumplido estrictamente con el Ramadán. «Es muy duro trabajar y cumplir el ayuno con estas temperaturas, pero como somos musulmanes tenemos que aguantarlo», explica con convicción. Djibril es de los que ni beben ni comen durante todo el día, a pesar del intenso calor. «A esta hora de la tarde -añade- lo pasamos muy mal, pero por la mañana lo llevamos mejor».

Tres de los cuatro temporeros que trabajan en la finca son musulmanes, y los tres cumplen con el ayuno. Empiezan a las ocho y paran a las doce. El regreso al tajo por la tarde, de cuatro a siete, se hace inacabable. «Ni bebo ni me refresco. No me hace falta», insiste Djibril.

Agustí Ros es el propietario de la explotación. «A última hora de la tarde les cuesta mucho más, pero es normal con este calor. Acaban agotados», explica. Ros les facilita una nevera con agua, gorras y todo lo que necesiten para hacer el calor más llevadero. «La verdad es que los musulmanes no prueban ni gota de agua. Lo respeto», asegura.

Estos temporeros han recibido una sesión de formación impartida por una asociación agraria en la que se les ha informado de los riesgos que corren al ayunar durante estos días de máximo calor. Aun así, Djibril afirma rotundamente que puede trabajar en el campo sin beber a casi 40 grados.

«Ya no piensas en la sed»

«Si no pudiera trabajar sin beber, dejaría el trabajo, porque tengo que respetar el Ramadán», explica con firmeza. «Al final te acostumbras y ya no piensas en que tienes hambre o sed. Cuando se pone el sol, llego a casa y ceno bien. Y por la mañana también desayuno mucho», añade.

Sin embargo, algunos temporeros musulmanes flexibilizan un poco el ayuno y se permiten beber un poco de agua durante el día, máxime en jornadas de calor extremo como la de ayer. «Cada uno puede hacer lo que quiera -comenta Djibril-, pero yo sigo el Ramadán como me lo enseño mi padre y soy feliz haciéndolo».

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