Samir Sami Mátar representa a los musulmanes en GaliciaLa comunidad islámica en el área de Santiago llega ya a los dos mil miembros. Son ciudadanos gallegos, pero todavía no tienen un lugar donde enterrar a los suyos
Un entierro siempre supone un desembolso importante. De hecho, la Confederación de Consumidores y Usuarios apuntó en noviembre que el coste medio en España se eleva hasta la cifra de 2.500 euros. Esta cantidad no se asemeja en absoluto a lo que un musulmán tiene que pagar en Santiago si quiere enterrar a sus muertos siguiendo la doctrina de su religión, que consiste en la colocación del cuerpo bajo el suelo en contacto directo con la tierra, sin ataúd, y orientado hacia la Meca.
Al no poseer Galicia ningún cementerio en el que se cumplan estas características, los miembros del colectivo han de pagar entre seis mil y ocho mil euros cada vez que dan sepultura a sus muertos, pues han de transportar el cadáver a cualquier otra comunidad que sí lo tenga, como Bilbao o Toledo, o realizar un verdadero periplo hasta su ciudad de origen. Así lo asegura Samir Sami Mátar, quien dirige en Santiago la Asociación de Musulmanes de Galicia, además de ser uno de los responsables de la mezquita ubicada en la avenida de Lugo. Se trata de una comunidad que a estas alturas supera ya los cinco mil habitantes en toda la comunidad gallega, de los que dos mil residen en la ciudad y en la periferia de Santiago.
Las promesas
Hace ya más de cuatro años que esta minoría exige en Galicia este asentamiento, y a principios de este año asomaron promesas de una posible solución en la capital compostelana. El arreglo de esta situación se basaba en la ampliación que se planea hacer en el cementerio de Boisaca, y así delimitar una parcela para la comunidad musulmana. Sami relata que, tras una petición no oficial a la concelleira delegada de Benestar Social e Igualdade, Mar Martín García, esta les comunicó que Bugallo «tendría en cuenta a los musulmanes» a partir de entonces. Sin embargo, tras más de medio año del contacto, y a pesar de que la propia concelleira asegura ahora los inicios de este proceso, desde la Concellaría de Seguridade Cidadá, encargada de la ampliación, se asevera que lo único que se ha aceptado es la solicitud hecha por la comunidad, pero solo para su estudio, pues «todavía no tenemos capacidad para hacerlo, ya que no hay espacio para proceder a esa demanda», según declaraciones de la propia concelleira Marta Álvarez-Santullano. «Estamos en el proceso de tramitación de la adjudicación del suelo, y una vez lo tengamos se procederá a estudiar esta petición». Desde luego, en lo que ambas concejalías coinciden es en que no se trata de un plan a corto plazo.
Mustafá Alhendi, presidente de la Comunidad Islámica de Galicia, proyecta ya enviar una solicitud oficial al Concello de Santiago para que se tengan en cuenta sus peticiones, teniendo en cuenta que son muchos los casos en los que las situaciones llegan a ser extremas. Sami Samir relata cómo en septiembre, tras la muerte de un miembro argelino, el cuerpo tuvo que permanecer en la nevera del hospital de A Coruña hasta dos meses, tiempo que se tardó en reunir la suma necesaria, tras hacer una colecta entre la propia comunidad.
La familia del difunto no tenía el dinero suficiente para sepultarlo en su ciudad de origen, y hubo que esperar hasta entonces. Y es que «llevarlo hasta Argelia suponía un coste inferior al de transportarlo hasta Toledo o Bilbao», comenta el responsable de la mezquita. Sin embargo, «quienes no consiguen hacerse con el dinero, han de enterrarlos en cementerios católicos, lo que va en contra de su propia doctrina», comenta Farouk Mohamed Khareshee, otro de los encargados del templo.
En Boisaca hay espacio
Lo curioso es que desde la propia página web del Concello se puede leer en su sección de Facendo cidade que «Santiago conta cun único cemiterio, o de Boisaca, con capacidade suficiente para atender as solicitudes de enterramento nos vindeiros anos», y cuando cita las próximas reformas que se plantean para el lugar, no se nombra en ningún momento la ampliación de una parcela para el colectivo islámico.
Para una comunidad que cuenta con más de cinco mil miembros en la totalidad del territorio gallego, y cuyo asentamiento se origina a más de cincuenta años en muchos casos, la afirmación de la web dista mucho de la realidad a la que ellos se enfrentan cada vez que tienen que enterrar a uno de los suyos.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Un entierro siempre supone un desembolso importante. De hecho, la Confederación de Consumidores y Usuarios apuntó en noviembre que el coste medio en España se eleva hasta la cifra de 2.500 euros. Esta cantidad no se asemeja en absoluto a lo que un musulmán tiene que pagar en Santiago si quiere enterrar a sus muertos siguiendo la doctrina de su religión, que consiste en la colocación del cuerpo bajo el suelo en contacto directo con la tierra, sin ataúd, y orientado hacia la Meca.
Al no poseer Galicia ningún cementerio en el que se cumplan estas características, los miembros del colectivo han de pagar entre seis mil y ocho mil euros cada vez que dan sepultura a sus muertos, pues han de transportar el cadáver a cualquier otra comunidad que sí lo tenga, como Bilbao o Toledo, o realizar un verdadero periplo hasta su ciudad de origen. Así lo asegura Samir Sami Mátar, quien dirige en Santiago la Asociación de Musulmanes de Galicia, además de ser uno de los responsables de la mezquita ubicada en la avenida de Lugo. Se trata de una comunidad que a estas alturas supera ya los cinco mil habitantes en toda la comunidad gallega, de los que dos mil residen en la ciudad y en la periferia de Santiago.
Las promesas
Hace ya más de cuatro años que esta minoría exige en Galicia este asentamiento, y a principios de este año asomaron promesas de una posible solución en la capital compostelana. El arreglo de esta situación se basaba en la ampliación que se planea hacer en el cementerio de Boisaca, y así delimitar una parcela para la comunidad musulmana. Sami relata que, tras una petición no oficial a la concelleira delegada de Benestar Social e Igualdade, Mar Martín García, esta les comunicó que Bugallo «tendría en cuenta a los musulmanes» a partir de entonces. Sin embargo, tras más de medio año del contacto, y a pesar de que la propia concelleira asegura ahora los inicios de este proceso, desde la Concellaría de Seguridade Cidadá, encargada de la ampliación, se asevera que lo único que se ha aceptado es la solicitud hecha por la comunidad, pero solo para su estudio, pues «todavía no tenemos capacidad para hacerlo, ya que no hay espacio para proceder a esa demanda», según declaraciones de la propia concelleira Marta Álvarez-Santullano. «Estamos en el proceso de tramitación de la adjudicación del suelo, y una vez lo tengamos se procederá a estudiar esta petición». Desde luego, en lo que ambas concejalías coinciden es en que no se trata de un plan a corto plazo.
Mustafá Alhendi, presidente de la Comunidad Islámica de Galicia, proyecta ya enviar una solicitud oficial al Concello de Santiago para que se tengan en cuenta sus peticiones, teniendo en cuenta que son muchos los casos en los que las situaciones llegan a ser extremas. Sami Samir relata cómo en septiembre, tras la muerte de un miembro argelino, el cuerpo tuvo que permanecer en la nevera del hospital de A Coruña hasta dos meses, tiempo que se tardó en reunir la suma necesaria, tras hacer una colecta entre la propia comunidad.
La familia del difunto no tenía el dinero suficiente para sepultarlo en su ciudad de origen, y hubo que esperar hasta entonces. Y es que «llevarlo hasta Argelia suponía un coste inferior al de transportarlo hasta Toledo o Bilbao», comenta el responsable de la mezquita. Sin embargo, «quienes no consiguen hacerse con el dinero, han de enterrarlos en cementerios católicos, lo que va en contra de su propia doctrina», comenta Farouk Mohamed Khareshee, otro de los encargados del templo.
En Boisaca hay espacio
Lo curioso es que desde la propia página web del Concello se puede leer en su sección de Facendo cidade que «Santiago conta cun único cemiterio, o de Boisaca, con capacidade suficiente para atender as solicitudes de enterramento nos vindeiros anos», y cuando cita las próximas reformas que se plantean para el lugar, no se nombra en ningún momento la ampliación de una parcela para el colectivo islámico.
Para una comunidad que cuenta con más de cinco mil miembros en la totalidad del territorio gallego, y cuyo asentamiento se origina a más de cincuenta años en muchos casos, la afirmación de la web dista mucho de la realidad a la que ellos se enfrentan cada vez que tienen que enterrar a uno de los suyos.
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