domingo, 15 de junio de 2008

El palacio de la Almudaina

<--Vista nocturna del patio de la Almudaina. Foto: B. Ramon. MULTIMEDIA

Palma de Mallorca,15 de junio de 2008, BARTOMEU BESTARD

Los mallorquines, y también muchos turistas que nos visitan cada año, conocen la existencia y ubicación del palacio -o castillo- de la Almudaina. Esta fortificación ha sido desde siempre la primera residencia de los gobernantes de Mallorca. Es sin duda este solar, el núcleo más primitivo de la ciudad de Palma.

El recinto del castillo de la Almudaina describe en planta un rectángulo irregular. Su privilegiada situación, en una punta de la altiplanicie de la parte alta de la ciudad, le convierte en un poderoso vigía, que domina toda la bahía y la parte baja de la ciudad. A su vez, este recinto amurallado se ve reforzado por catorce torres de planta cuadrada, entre las que destaca una más alta que el resto y que es conocida, desde el siglo XIV, como la Torre del Ángel, por estar rematada por una magnífica escultura-veleta del artista catalán Arnau de Camprodón, encargo del rey Jaime II, y que representa la figura del Ángel Custodio de la ciudad y reino de Mallorca, cuya fiesta en la actualidad se celebra durante "El diumenge de l´Àngel".

En su interior destacan las estancias personales del rey, la gran sala mayor, la capilla del rey, conocida como Santa Anna, la casa de la reina, los restos de la capilla de la reina, que había sido conocida como la de San Jaime, el celler y los huertos: del rey y de la reina.

Aunque sabemos que el palacio era una fortificación dentro de la Palma romana amurallada, como si se tratase de una ciudad dentro de otra, nos falta conocer con cierto detalle el aspecto que debía presentar el edificio en ese periodo, seguramente con un área de ocupación más reducida de la que se nos presenta en la actualidad. En cambio, sí conocemos con más detalle el aspecto que presentaba a finales del siglo XI y XII, es decir, en época musulmana.

El historiador Guillem Rosselló Bordoy, en su día pudo constatar que el muro que rodea todo el recinto, concretamente el lienzo de la parte de Levante (el que asoma a la calle Palau Reial), fue construido en época califal, es decir, durante el siglo X e inicios del siglo XI. En esa época, el edificio principal se ubicaba en la esquina suroeste, de planta cuadrada y reforzada por poderosas torres, del interior del recinto amurallado. Éste cuerpo arquitectónico en la actualidad se identifica claramente y corresponde al sector que aparece coronado por el Ángel. También sabemos que el 2 de febrero de 1115, las tropas cristianas capitaneadas por el conde de Barcelona, Ramon Berenguer III, que sitiaban Medina Mayurqa, consiguieron derrumbar parte de sus murallas y penetrar así en la ciudad. El asalto al palacio del rey musulmán fue feroz y significó prácticamente la destrucción del edificio. Cuando las tropas cristianas se retiraron de la Isla, se procedió a su reconstrucción.

En la centuria siguiente Mallorca fue recuperada definitivamente por los cristianos. La Almudaina se convirtió en residencia real. Jaime II de Mallorca, a inicios del siglo XIV, remodeló y amplió de forma considerable el Palacio, dándole un aspecto que no difiere mucho al que conocemos hoy en día. En el edificio musulmán, que reformó para convertirlo en sus aposentos, se levantaron entre las torres las bellas logias góticas de las fachadas del mediodía y de poniente. Luego, en la fachada sur añadió una gran sala, denominada la "sala major". Este edificio es de planta rectangular y en alzado se erige a partir de unos colosales arcos diafragma, cubierta por unos artesonados. En esta sala se construyeron tres grandes chimeneas góticas y se abrieron grandes ventanales apuntados que miraban al mar y al patio de armas. En 1578, con la creación de la Real Audiencia, se decidió dividir esta majestuosa sala en dos plantas, mutilando el espacio y los grandes ventanales. Si hoy la pudiésemos contemplar en su estado original, sin duda estaríamos delante de una de las joyas del gótico civil europeo, tanto por sus dimensiones como por su ubicación privilegiada. Jaime II también hizo levantar una capilla particular bajo la advocación de Santa Ana, que supuso la división del gran patio islámico en dos, dando lugar al actual patio de armas y al del "brollador" o de la reina.

Esta capilla es otro elemento destacado del palacio. Fue fundada por el rey en 1310 y se articula a partir de una sola nave con cubierta por bóvedas de crucería. De la capilla destaca su portal de acceso, uno de los más primitivos de la isla, construido en mármol rosa y blanco procedente del condado del Rosselló. Está presidido por las esculturas de la Virgen María con el niño Jesús, santa Ana y san Joaquín.

También destaca la capilla lateral que custodia las reliquias de santa Práxedes, que trajo Jaime III desde Roma, y que gozó de gran devoción entre el pueblo de Mallorca. Antiguamente, el presbiterio de la capilla estaba presidido por un retablo gótico de Santa Ana, que en un momento dado, no se sabe cómo, desapareció, y actualmente se encuentra en el Museo de Lisboa. A principios del siglo pasado se trasladó el retablo de Santa Práxedes, de la capilla lateral al altar mayor.

En la parte de poniente del palacio de la Almudaina, se levantaron unas dependencias para la reina, también con su capilla particular bajo la advocación de San Jaime -hoy desaparecida-.

A lo largo de los siglos se fueron añadiendo diferentes cuerpos constructivos al conjunto del Palacio lo que provocó que se fuera desvirtuando su imagen medieval. En los años sesenta y setenta del siglo pasado, siendo José F. Conrado delegado de Patrimonio Nacional se llevó a cabo una importante restauración que permitió que podamos contemplar hoy el aspecto original del palacio, tal cómo era en época de los reyes de Mallorca.

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