lunes, 5 de noviembre de 2007

El tesoro de Siyasa

<--MEDINA SIYASA. Cada año, en el mes de agosto, rusos, eslovacos, franceses, italianos y españoles participan en un campo internacional de trabajo sobre el despoblado . / JOSÉ MARÍA GALIANA

UNA DESCONOCIDA. Cieza tiene sobrados alicientes para conocerla: Medina Siyasa, la olmeda de Maripinar, los Almadenes, la sierra del Oro, el barranco de los Grajos, la huerta.

Ciesa (murcia), 05 de noviembre de 2007, La Verdad.es, JOSÉ MARÍA GALIANA

Desde la edad del Bronce estuvo habitado el monte en cuya cima se yergue el último torreón del castillo de La Atalaya, en Cieza, a 596 metros de altura, espacio sumamente holgado y estratégico pues desde allí se domina el curso del alto Segura, la calzada romana que unía Cartago Nova y Saltigi (Chinchilla) y el paso natural entre el levante y Andalucía: en tan abrupto y hermoso paraje se ha documentado la presencia de iberos, romanos y visigodos.

Durante los siglos X y XI, la alquería de Siyasa se fue asentando a los pies de castillo, ocupando una acusada pendiente de terreno abalconada al valle del Segura que obligó a aterrazar la montaña.

A mediados del XI, el geográfo al Udri cita Siyasa por primera vez, como fin de etapa en el camino de Cartagena a Toledo. Debía de ser uno de tantos caserios surgidas en las inmediaciones del río, pero una centuria más tarde ya había alcanzado la consideración de ciudad fortificada. En el año 1243, cuando se produce la conquista castellana, era un destacado enclave del reino de Murcia, con un censo estimado de cinco mil habitantes.

Fue un período relativamente corto, pues veinte años después, tras el fracaso de la sublevación mudejar, la medina sufrió un abandono progresivo hasta su total despoblamiento, lo que, afortunadamente, permitió la conservación de la trama urbana y de las viviendas, razón por la que el yacimiento está considerado un enclave trascendental para el conocimiento de la vida urbana andalusí durante los siglos XII y XIII.

Tras la represión de la sublevación mudéjar (1264/1266), fue abandonado y los nuevos pobladores cristianos se instalaron al otro lado del río, dando lugar a la Cieza actual (Cieça/Siesa), cuyo nombre es derivaciónde Siyasa.

Finalmente, en 1266, los habitantes de Siyasa fueron expulsados por Alfonso X. Soldados y colonos castellanos ocuparon Siyasa hasta finales del siglo XIII, abandonando la ciudad por el ruinos estado de las viviendas.

Como tantas veces, Siyasa se descubrió por azar. Acaeció en 1979, cuando unos jóvenes ciezanos hallaron fragmentos de cerámica esgrafiada con representaciones humanas, en lo que después se identificó con el basurero del poblado.

Arqueólogos e historiadores extranjeros consideran a Medina Siyasa el mejor yacimiento del islam occidental, si desea conocer el arte hispanomusulmán de los siglos XII y XIII. Pese a que sólo se ha excavado una parte testimonial, su excepcional yesería es una de las principales aportaciones del yacimiento , teniendo en cuenta que eran viviendas de un poblado pequeño.

Los elementos arquitectónicos más notables son unos arcos de yeso tallados y policromados que formaban parte de la estructura de las viviendas. Respecto a la decoración arquitectónica en yeso (arcos de herradura, capiteles, columnas, ménsulas, pórticos, astrágalos, ábacos, lacería, palmetas, lóbulos, volutas, vanos centrales adintelados y alfices), gran parte de ellos datan de época almohade, destacando los arcos de hojas documentados en las mezquitas de Mértola y Almería. Asimismo, perteneciente a la fase final de ocupación, se localizó un grupo de yesos de estilo protonazarí de mediados del siglo XIII.

Joaquín Salmerón, director del Museo Siyasa, lleva muchos años defendiendo y divulgando el tesoro de Siyasa. De las 19 viviendas documentadas se conservan alzados de cuatro metros. Tapial de piedra, yeso y piedra son los materiales más usados en la edificación. Las viviendas eran de doble planta y tenían como elemento imprescindible el patio; allí confluían todas las habitaciones para obtener la luz y la ventilación necesarias, y en él desarrollaban sus moradores gran parte de la actividad cotidiana, de ahí que fueran los más amplios y mejor ornamentados.

Espacios comunes eran el zaguán, el establo, salones orientados a norte y sur, alcobas, letrinas, tinajeros y cocina con hogar, alacena y banco. En el museo se reproduce a escala real las casas número 6 y 10, la primera de estilo protonazarí (siglo XIII), la segunda almohade (finales del siglo XII). Destacar los arcos originales y los balcones policromados de la casa 6, con la huerta al fondo.
Vuelvo al museo de Medina Siyasa, subo al yacimiento y el corazón palpita ilusionado. Descubrí la alquería hace ocho años y la memoria infiel me ha traicionado.

Es más hermosa de lo que la recordaba: el verdor de la pinada y las agujas rocosas del castillo levantado en el siglo XIV, la senda que bordea los escarpes de La Atalaya, los muros que defendían el poblado y el enorme depósito de agua que edificaron a un costado de la cumbre. Hasta lo más alto trepan las viviendas de doble planta que, en número de 750, pierden altura hasta una cierta distancia del cementerio, situado en un cabezo próximo. Hay tramos de muralla entre las casas enterradas y de esa tierra brota el aroma del tomillo y del romero

Algunos pinos dan sombra a la senda que conduce a las entrañas de Siyasa, una ciudad imaginada que atesora el 95% de toda la decoración arquitectónica de las casas de Al Andalus. Tenía torreones a lo largo de la muralla y en los salones lucían arcos de yeso tallados y policromados.

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1 comentario:

ishaker dijo...

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