viernes, 28 de septiembre de 2007

Unos 14.000 musulmanes en El Ejido llegan al ecuador del Ramadán

Los trabajadores del campo tienen que modificar sus horarios para poder conciliar su actividad laboral

Cooperativas y agricultores se esfuerzan por facilitar la práctica El 80 por ciento de los operarios agrícolas provienen de Marruecos

El Ejido, 27.09.07 ,IDEAL, E. SERRANO /J. E. RUIZ

COMUNIDAD. Las oraciones se repiten cinco veces al día y pueden llevarse a cabo tanto en las mezquitas como en el lugar donde la persona se encuentre

La comunidad islámica del municipio de El Ejido -y del resto de la provincia- vive en estos días el ecuador de lo que es una de las celebraciones más importantes de su religión: el Ramadán. Alrededor de 14.000 musulmanes realizan un ayuno diario para cumplir con sus prescripciones religiosas y no será hasta el 12 de octubre cuando finalice. El Ramadán es el ayuno y abstinencia total de comida, bebida y relaciones sexuales desde que sale hasta que se oculta el sol.

El ayuno es según la religión deber del musulmán adulto, sano y que no se encuentre de viaje, bien sea hombre o mujer. En cuanto a la mujer, debe estar fuera del periodo de la menstruación para poder llevarlo a la práctica. Estos son las principales requisitos para cumplimentarlo durante un mes. Por otro lado, el ritmo de vida debe de tratar de ser como el resto del año pero no siempre es posible.

«El 80% de los trabajadores del campo son de origen marroquí y casi el 100% son musulmanes practicantes así que, a veces el Ramadán puede incurrir a un mayor cansancio en las tareas agrícolas», manifestó María Vázquez, delegada de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes de España (ATIME) en Almería.

En este sentido, Vázquez apuntó a la necesidad de que se recoja en el convenio de los trabajadores del campo la jornada continua para el periodo del ayuno. «Sería conveniente que los agricultores ofrecieran una jornada continua por ejemplo de 8 de la mañana a cuatro de la tarde, y si fuera mucho se redujera en una o dos horas que fueran recuperables tras el Ramadán», añadió la delegada de ATIME. María Vázquez continuó diciendo que «las patronales agrarias deberían de ponerse las pilas en este asunto y recogieran esta jornada continua en los convenios.

Pero por otro lado, en el convenio del campo que se acaba de firmar y que estará vigente para los tres próximos años, se hace alusión al periodo de Ramadán. Aunque no se dedica una imposición determinada, sí aborda el tema, otorgando libertad a las partes implicadas, es decir, propietarios de explotaciones agrarias y trabajadores. La única obligación a la que están sometidos los empresarios es a dar dos días libres referidos al día que concluye el Ramadán y la 'Fiesta del Cordero', pero sin remuneración.

Según comentó Juan Rull, responsable del Departamento de Migraciones de Coag, «este convenio recoge la posibilidad de que el empleado realice una jornada continuada, así como reducir su duración tanto al principio como al final, quedando la misma en seis horas, y recuperables cuando finalice el Ramadán, o bien se puede establecer un salario proporcional al tiempo trabajado». Todo ello, queda establecido mediante el mutuo acuerdo entre las partes. El abanico de posibilidades por tanto es considerable, y los afectados negocian las condiciones laborales durante estas fechas.

Las organizaciones agrarias aseguran que estos compromisos bilaterales se realizan sin ningún problema. Francisco Vargas, presidente de Asaja-Almería afirmó que «el agricultor está muy concienciado, y facilita la práctica a sus trabajadores». Una de las opciones que manejan los productores es comenzar la jornada justo después de la última comida, quedando establecida en siete horas, en función de las condiciones que se produzcan en el día, ya que «si se exponen a altas temperaturas, al no poder beber agua, es imposible afrontar las tareas, en este caso se pagarían las horas de trabajo que pudieran realizar en buenas condiciones a 5, 21 euros brutos», señaló Vargas.

Entre otras soluciones que se aportan se encuentran las vacaciones. Esta opción es preferida por un menor número de musulmanes. Pocos también son los que deciden ausentarse del puesto de trabajo durante el periodo del Ramadán. La mayor parte de los que optan por no trabajar, aseguran desde las agrupaciones agrarias que «suelen avisar con antelación para que el agricultor pueda organizar la labor, aunque una minoría se marcha sin avisar o explica que va a faltar un periodo determinado que después no se corresponde con la realidad, ya que se alarga, lo que dificultad la coordinación en los invernaderos».

Para evitar estos inconvenientes, algunos agricultores configuran la plantilla previamente teniendo en cuenta estas fechas. De esta manera, suelen contratar empleados de distintos países y diferentes creencias religiosas, para que la adaptación sea más suave y no se acuse.

Buena fechas

Este año, al transcurrir durante el mes de septiembre, se nota menos el efecto tanto en los musulmanes que se dedican al campo como en los propietarios de las fincas. Es un periodo en el que la actividad es más relajada. Las patronales consultadas aseguraron que «este año se ha producido en las mejores fechas, por el volumen de trabajo del inicio de campaña». Por otra parte, como peores momentos para la labor en los invernaderos señalaron que «son los meses de febrero, y el periodo que transcurre desde abril a junio, donde las tareas se acumulan y las temperaturas aumentan».

Para los trabajadores de las cooperativas, este año también es bueno, ya que en el sector del manipulado, que el Ramadán coincidiera con los meses de diciembre y enero sería un auténtico contratiempo, pues estas fechas son en las que se intensifica la actividad. Desde las empresas de manipulado consultadas por IDEAL, mantuvieron que se adaptan a las necesidades de sus empleados musulmanes. Por ello, una de las medidas que han adoptado ha sido establecer media jornada para los trabajadores.

El cambio en los hábitos alimenticios y en el descanso que tienen que afrontar, en algunos casos merma su rendimiento, por lo que se hace necesario estas modificaciones. Pero también se produce el efecto contrario, ya que parte de ellos, consideran que durante este periodo están más fuertes, achacando este estado a la influencia divina.

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